Coplas del payador perseguido lyrics

Songs   2024-11-05 18:20:47

Coplas del payador perseguido lyrics

Con permiso via adentrar

aunque no soy convidao,

pero en mi pago, un asao

no es de naide y es de todos.

Yo via cantar a mi modo

después que haiga churrasquiao.

No tengo Dios pa' pedir

cuartiada en esta ocasión,

ni puedo pedir perdón

si entuavía no hei faltao;

veré cuando haiga acabao;

pero ésa es otra cuestión.

Yo sé que muchos dirán

que peco de atrevimiento

si largo mi pensamiento

pal rumbo que ya elegí,

pero siempre hei sido ansi;

galopiador contra el viento.

Eso lo llevo en la sangre

dende mi tatarabuelo.

Gente de pata en el suelo

fueron mis antepasaos;

criollos de cuatro provincias

y con indios misturaos.

Mi agüelo fue carretero,

mi tata fue domador;

nunca se buscó dotor

pues se curaban con yuyos,

o escuchando los murmullos

de un estilo de mi flor.

Como buen rancho paisano

nunca faltó una encordada,

de ésas que parecen nada

pero que son sonadoras.

Según el canto y la hora

quedaba el alma sobada.

Mi tata era sabedor

por lo mucho que ha rodao.

Y después que había cantao

destemplaba cuarta y prima,

y le echaba un poncho encima

"pa que no hable demasiado..."

La sangre tiene razones

que hacen engordar las venas.

Pena sobre pena y pena

hacen que uno pegue el grito.

La arena es un puñadito

pero hay montañas de arena

No sé si mi canto es lindo

o si saldrá medio triste;

nunca fui zorzal, ni existe

plumaje más ordinario.

Yo soy pájaro corsario

que no conoce alpiste.

Vuelo porque no me arrastro,

que el arrastrarse es la ruina;

anido en árbol de espina

lo mesmo que en cordilleras

sin escuchar las zonceras

del que vuela a lo gallina.

No me arrimo así nomás

a los jardines floridos.

Sin querer vivo alvertido

pa' no pisar el palito.

Hay pájaros que solitos

se entrampan por presumidos.

Aunque mucho he padecido

no me engrilla la prudencia.

Es una falsa experiencia

vivir temblándole a todo.

Cada cual tiene su modo;

la rebelión es mi cencia.

Pobre nací y pobre vivo

por eso soy delicao.

Estoy con los de mi lao

cinchando tuitos parejos

pa' hacer nuevo lo que es viejo

y verlo al mundo cambiao.

Yo soy de los del montón,

no soy flor de invernadero.

Soy como el trébol pampero,

crezco sin hacer barullo.

Me apreto contra los yuyos

y así lo aguanto al pampero.

Acostumbrao a las sierras

yo nunca me sé marear,

y si me siento alabar

me voy yendo despacito.

Pero aquel que es compadrito

paga pa' hacerse nombrar.

Si alguien me dice señor,

agradezco el homenaje;

mas, soy gaucho entre gauchaje

y soy nada entre los sabios.

Y son pa' mi los agravios

que le hagan al paisanaje.

La vanidá es yuyo malo

que envenena toda la huerta.

Es preciso estar alerta

manejando el azadón,

pero no falta el varón

que la riegue hasta en su puerta.

El trabajo es cosa buena,

es lo mejor da la vida;

pero la vida es perdida

trabajando en campo ajeno.

Unos trabajan de trueno

y es para otros la llovida.

Trabajé en una cantera

de piedritas de afilar.

Cuarenta sabían pagar

por cada piedra polida,

y era a seis pesos vendida

en eso del negociar.

Apenas el sol salía

ya estaba a los martillazos,

y entre dos a los abrazos

con los tamaños piegrones,

y por esos moldejones

las manos hechas pedazos.

Otra vez fui panadero

y hachero en un quebrachal;

he cargao bloques de sal

y también he pelao cañas,

y un puñado de otras hazañas

pa' mi bien o pa' mi mal.

Buscando de desasnarme

fui pinche de escribanía;

la letra chiquita hacía

pa' no malgastar sellao,

y era también apretao

el sueldo que recibía.

Cansao de tantas miserias

me largué pal Tucumán.

Lapacho, aliso, arrayán,

y hacha con los algarrobos.

¡Por dos cincuenta! Era robo

pa' que uno tenga ese afán.

Sin estar fijo en un lao

a toda labor le hacía,

y ansí sucedió que un día

que andaba de benteveo

me topé con un arreo

que dende Salta venía.

Me picó ganas de andar

y apalabré al capataz,

y ansí, de golpe nomás

el hombre me preguntó:

¿Tiene mula? Cómo no

le dije . Y hambre, de más.

A la semana de aquello

repechaba cordilleras,

faldas, cuestas y laderas

siempre pal lao del poniente,

bebiendo agua de virtiente

y aguantando las soleras.

Tal vez otro habrá rodao

tanto como he rodao yo,

y le juro, creameló,

que he visto tanta pobreza,

que yo pensé con tristeza:

Dios por aquí no pasó.

Se nos despeñó una vaca

causa de la cerrazón,

y nos pilló la oración

cueriando y haciendo asao;

dende ese día, cuñao

se me gastó mi facón.

Me sacudí las escarchas

cuando bajé de los Andes,

y anduve en estancias grandes

cuidando unos parejeros;

trompeta, tapa y sombrero,

pero pa' los peones, de ande.

La peonada, al descampao,

el patrón, en Güenos Aires.

Nosotros, el cuello al aire

con las caronas mojadas,

y la hacienda de invernada

más relumbrosa que un fraile.

El estanciero tenía

también sus cañaverales,

y en los tiempos otoñales

juntábamos los andrajos,

y no íbamos p'abajo

dejando los pedregales.

Allí nos amontonaban

en lote con otros criollos,

cada cual buscaba un hoyo

ande quinchar su guarida,

y pasábamos la vida

rigoriaos y sin apoyo.

Faltar, no faltaba nada:

vino, café y alpargatas.

Si habré revoliao las patas

en gatos y chacareras.

Recién la cosa era fiera

al ir a cobrar las latas.

¡Qué vida más despareja!

Todo es ruindad y patraña;

Pelar caña es hazaña

del que nació pal rigor.

Allí había un solo dulzor

y estaba adentro e'la caña.

Era un consuelo pal pobre

andar jediendo a vinacho.

Hombres grandes y muchachos

como malditos en vida,

esclavos de la bebida

se lo pasaban borrachos.

¡Tristes domingos del surco

los que yo he visto y vivido!

Desparramaos y dormidos

en la arena amanecían,

a lo mejor soñarían

con la muerte o el olvido...

Riojanos y santiagüeños,

salteños y tucumanos,

con el machete en la mano

volteaban cañas maduras,

pasando sus amarguras

y aguantando como hermanos.

¡Rancho techao con maloja,

vivienda del peleador!

En medio de ese rigor

no faltaba una vihuela,

con que el pobre se consuela

cantando coplas de amor.

Yo también, que desde chango

unido al canto crecí,

más de un barato pedí

y pa'los piones cantaba.

¡Lo que a ellos les pasaba

también me pasaba a mí!

Cuando yo aprendí a cantar

armaba con pocos rollos.

Y en la orilla de un arroyo

bajo las ramas de un sauce,

crecí mirando en el cauce

mis sueños de pobre criollo.

Cuando sentí una alegría;

cuando el dolor me golpió;

cuando una duda mordió

mi corazón de paisano,

desde el fondo de los llanos

vino un canto y me curó...

En esos tiempos pasaban

cosas que ya no pasan.

Cada cual tenía un cantar

o copla de anochecida.

Formas de curar la herida

que sangra en el trajinar.

Algunos cantaban bien.

Otros, pobres, más o menos...

Mas no eran cantos ajenos,

aunque marca no tenían.

Y todos se entretenían

guitarreando hasta el desvelo.

Por ahí se allegaba un maistro,

de esos puebleros letraos;

juntaba tropa y versiaos

que iban después a un libraco,

y el hombre forraba el saco

con lo que otros han pensao.

Los peones formaban versos

con sus antiguos dolores.

Después vienen los señores

con un cuaderno en la mano,

copian el canto paisano

y presumen de escritores.

El criollo cuida su flete,

su guitarra y su mujer;

siente que enfrenta un deber

cada vez que da la mano;

y aunque pa'todo es baquiano

sólo el canto ha de perder.

¡Coplas que lo acompañaron

en las quebradas desiertas,

aromas de flores muertas

y de patriadas vividas,

fueron la luz encendida

para sus noches despiertas!...

Se aflije si se le pierde

un bozal, un maneador,

pero no siente furor

si al escucharle una trova,

viene un pueblero y le roba

su mejor canto de amor.

De seguro, si uno piensa,

le halla el nudo a la madeja,

porque la copla más vieja,

como la raíz de la vida,

tiene el alma por guarida,

que es ande anidan las quejas.

Por eso el hombre al cantar

con emoción verdadera,

echa su pena p'ajuera

pa que la lleven los vientos,

y ansí, siquiera un momento

se alivia su embichadera.

No es que no ame a su trova

ni que desprecie su canto.

Es como cuando un quebranto

en la noche de los llanos

hace aflojar al paisano

y el viento le lleva el llanto.

En asuntos del cantar,

la vida nos va enseñando

que sólo se va volando

la copla que es livianita.

Siempre caza palomitas

cualquiera que anda cazando...

Pero si el canto es protesta

contra la ley del patrón,

se arrastra de peón a peón

en un profundo murmuyo,

y marcha al ras de los yuyos

como chasque en un malón.

Se pueden perder mil trovas

ande se canten quereres,

versos de dichas, placeres,

carreras y diversiones;

suspiros de corazones

y líricos padeceres.

Pero si la copla cuenta

del paisanaje la historia,

ande el peón vueltea la noria

de las miserias sufridas,

ésa, se queda prendida

como abrojo en la memoria!

Lo que nos hizo dichosos

tal vez se pueda olvidar;

los años en su pasar

mudarán los pensamientos.

Pero angustias y tormentos

son marcas que han de durar...

Estas cosas que yo pienso

no salen por ocurrencia.

Para formar mi esperencia

yo masco antes de tragar.

Ha sido largo el rodar

de ande saqué la alvertencia.

Si uno pulsa la guitarra

pa cantar coplas de amor,

de potros, de domador,

de la sierra y las estrellas,

dicen : ¡Qué cosa más bella!

¡Si canta que es un primor!

Pero si uno, como Fierro,

por ahíi se larga opinando,

el pobre se va acercando

con las orejas alertas,

y el rico vicha la puerta

y se aleja reculando.

Debe trazar bien su melga

quien se tenga por cantor,

porque sólo el impostor

se acomoda en toda huella.

Que elija una sola estrella

quien quiera ser sembrador...

En el trance de elegir

que mire el hombre p'adentro,

ande se hacen los encuentros

de pensares y sentires.

Después que tire ande tire,

con la concencia por centro.

Hay diferentes montones,

unos grandes, y otros chicos.

Si va pal montón del rico

el pobre que piensa poco,

detrás de los equivocos

se vienen los perjudicos.

Yo vengo de muy abajo,

y muy arriba no estoy.

Al pobre mi canto doy

y así lo paso contento,

porque estoy en mi elemento

y ahí valgo por lo que soy.

Si alguna vuelta he cantao

ante panzudos patrones,

he picaneao las razones

profundas del pobrerío.

Yo no traiciono a los míos

por palmas ni patacones.

Aunque canto en todo rumbo

tengo un rumbo preferido.

Siempre canté estremecido

las penas del paisanaje,

la explotación y el ultraje

de mis hermanos queridos.

Pa que cambiaran las cosas

busqué rumbo y me perdí;

al tiempo, cuenta me dí

y agarré por buen camino.

¡Antes que nada, argentino;

y a mi bandera seguí...!

Yo soy del norte y del sur,

del llano y del litoral;

y naide lo tome a mal

si hay mil gramos en el kilo.

Ande quiera estoy tranquillo

pero ensillao, soy bagual.

El cantor debe ser libre

pa desarrollar su cencia.

Sin buscar la convenencia

ni alistarse con padrinos.

De esos oscuros caminos

yo ya tengo la experiencia.

Yo canto, por ser antiguos

cantos que ya son eternos;

y hasta parecen modernos

por lo que en ellos vichamos.

Con el canto nos tapamos

para entibiar los inviernos...

Y no canto a los tiranos

ni por orden del patrón.

El pillo y el trapalón

que se arreglen por su lado

con payadores comprados

y cantores de salón.

Por la fuerza de mi canto

conozco celda y penal.

Con fiereza sin igual

más de una vez fui golpiao,

y al calabozo tirao

como tarro al basural.

Se puede matar a un hombre.

Pueden su rostro manchar,

su guitarra chamuscar.

¡Pero el ideal de la vida,

esa es leñita prendida

que naide ha de apagar!

Los malos se van alzando

todo lo que hallan por ahí;

como granitos de maíz

siembran los peores ejemplos,

y se viene bajo el templo

de la decencia del país.

Detrás del ruido del oro

van los maulas como hacienda;

no hay flojo que no se venda

por una sucia moneda;

mas, siempre en mi tierra queda

gauchaje que la defienda.

Cantor que cante a los pobres

ni muerto se ha de callar.

Pues ande vaya a parar

el canto de ese cristiano,

no ha de faltar el paisano

que lo haga resucitar.

El estanciero presume

de gauchismo y arrogancia.

El cree que es extravagancia

que su peón viva mejor.

Mas, no sabe ese señor

que por su peón tiene estancia.

Aquel que tenga sus reales

hace muy bien en cuidarlos;

pero si quiere aumentarlos

que a la ley no se haga el sordo.

Que en todo puchero gordo

los choclos se vuelven marlos.

Una vuelta, sin trabajo,

andaba por Tucumán,

y en una fonda, ande van

cantores de madrugada,

me acerqué pa la payada

que siempre ha sido mi afán.

Aunque extrañando la monta

me le apilé a un instrumento.

Y al cabo de algún momento

le di puerta a una baguala,

con una coplita rala

de esas que llevan los vientos.

Tal vez fuera la guitarra.

¡Tan lindo como sonaba!

Mi corazón remontaba

tristezas de los caminos,

y lo maldije al destino

que tantas penas me daba.

Un hombre se me acercó

y me dijo : ¿Qué hace acá?

Viaje pa la gran ciudad

que allí lo van a entender;

áhi tendrá fama, placer

y plata pa regalar.

¡Para qué lo habré escuchao!

¡Si era la voz del mandinga!

Buenos Aires, ciudá gringa,

me tuvo muy apretao.

Tuitos se me hacían a un lao

como cuerpo a la jeringa.

Y eso que no vine pobre

pues traiba alpargatas nuevas.

Las viejas pa cuando llueva

en la alforja las metí;

un pantalón color gris

y un saco tirando a leva.

Saltando de radio en radio

anduve, figuresé.

Cuatro meses me pasé

en partidas malogradas;

naide aseguraba nada,

y sin plata me quedé.

Vendí mis lindas alforjas.

Mi guitarra, ¡la vendi!

En mi pobreza, ay de mí,

me hubiera gustao guardala.

¡Tanto me ha costao comprarla

Pero, en fin todo perdí!

¡Vihuela, dónde andarás,

qué manos te están tocando.

Noches enteras pensando

siquiera como consuelo,

que sea un canto de este suelo

lo que te están arrancando...!

Cuando el máiz está en barbecho

luce un color brillantón;

las hebras, como un nailón

presumen con sus lindezas.

Pero agachan la cabeza

si las agarra el carbón.

Igual me pasaba a mí

en aquellos tiempos idos;

joven, fuerte, presumido,

y cuando se acabó el queso,

volví en un triste regreso

poblada l'alma de olvidos.

Cosas de la juventud...

¡Malhaya, dónde andarás!

Aura que estoy bataraz

de tanto cambiar el pelo,

recuerdo aquellos develos

pero no miro p'atras.

Me volví pal Tucumán

nuevamente a padecer.

Y en eso de andar y ver

se pasarán muchos años

entre penas, desengaños,

esperanzas y placer.

Mas, no jué tiempo perdido,

asegún lo ví después.

Porque supe bien como es

la vida de los paisanos.

De todos me sentí hermano,

del derecho y del revés.

Siempre recuerdo los tiempos

en que guapiando pasé,

los cerros que atravesé

buscando lo que no hallaba,

y hasta a veces me quedaba

por esos campos de a pie.

La vida me fué enseñando

lo que vale una guitarra;

por ella anduve en las farras

tal vez hecho un estropício,

y casi me agarra el vicio

con sus invisibles garras.

Menos mal que llevo adentro

lo que la tierra me dio.

Patria, raza o que sé yo,

pero que me iba salvando,

y así, seguí caminando

por los caminos de Dios.

La cosas estaba en pensar

Que al pulsar el instrumento

Hay que dar con sentimiento

Toda la fuerza campera

Pero nadie larga afuera

Si no tiene nada adentro

La guitarra es palo hueco

Y pa tocar algo bueno

El hombre debe estar lleno

De claridades internas

¡Pa sembrar coplas eternas

La vida es un buen terreno!

Si el rezar brinda consuelos

Al que consuelo precisa

Igual que cristiano en misa

O matrero en medio 'el monte

Yo rezo en los horizontes

Cuando la tarde agoniza

Queda callada la pampa

Cuando se ausenta la luz

El chajá y el avestruz

Van buscando la espesura

Y se agranda en la llanura

La soledad del ombú

Entonces, igual que un poncho

A uno lo envuelve la tierra

Desde el llano hasta la sierra

Se va una sombra extendiendo

Y el alma va comprendiendo

Las cosas que el mundo encierra

Ahí está el justo momento

De pensar en el destino

Si el hombre es un peregrino

O busca amor y querencia

O si cumple la sentencia

De morir en los caminos

En el Norte vide cosas

Que ya nunca he de olvidar

Yo vide gauchos peliar

Con facones caroneros

O con machetes cañeros

Que el verlos hacía temblar

Rara vez mata el paisano

Porque ese instinto no tiene

El duelo criollo se aviene

Por no recular ni un tranco

Hace saber que no es manco

Y en el peliar se entretiene

No hay serrano sanguinario

Ni coya conversador

El más capaz domador

Jamás cuenta sus hazañas

Y no les tienta la caña

Porque el morao es mejor

Cada pago se aficiona

A una forma de peliar

Y aquel que quiera guapear

Antes tendrá que advertir

Que para saber salir

Hay que aprender a dentrar

Se agarran a puñetazos

Igual que en cualesquier parte

Pero es una cencia aparte

Usar los modos del pago

Ahí se pone fiero el trago

Como dijo don Narvarte

Cordobés, pa la pegrada

Riojano, pa'l rebecaso

Chileno, pa'l caballaso

Salteño, con daga en mano

Y es un rey el tucumano

Pa peliar a cabezasos

Siempre el criollo ha de peliar

De noche y medio machao

Es una pena, cuñao

Que a veces por una tuna

Se nublen noches de Luna

Y cielitos estrellaos

Una canción sale fácil

Cuando uno quiere cantar

Cuestión de ver y pensar

Sobre las cosas del mundo

Si el río es ancho y profundo

Cruzo el que sabe nadar

Que otros canten alegrías

Si es que alegres han vivido

Que yo también he sabido

Dormirme en esos engaños

Pero han sido más los años

De porrazos recibidos

Nadie podrá señalarme

Que canto por amargao

Si he pasao lo que he pasao

Quiero servir de advertencia

El rodar no será cencia

Pero tampoco es pecao

Yo he caminao por el mundo

He cruzao tierras y mares

Sin fronteras que me pare

Y en cualesquiera guarida

Yo he cantao, tierra querida

Tus dichas y tus pesares

A veces, caiban al canto

Como vacaje a la aguada

Para escuchar mis versadas

Hombres de todos los vientos

Trenzando sus sentimientos

Al compás de la encordada

Pobre de aquel que no sabe

Del canto las hermosuras

La vida, la más oscura

La que tiene más quebrantos

Hallará siempre en el canto

Consuelo pa su tristura

Dicen que no tiene canto

Los ríos que son profundos

Más yo aprendí en este mundo

Que el que tiene más hondura

Canta mejor por se hondo

Y hace miel de su amargura

Con los tumbos del camino

Se entran a torcer las cargas

Pero es ley que en huella larga

Deberán acomodarse

Y aquel que llega a olvidarse

Las ha de pasar amargas

Amigos, voy a dejar

Está mi parte cumplida

En la forma preferida

De una milonga pampeana

Canté de manera llana

Ciertas cosas de la vida

Aura me voy, no sé adónde

Pa' mí todo rumbo es güeno

Los campos, con ser ajenos

Los cruzo de un galopito

Guarida no necesito

Yo sé dormir al sereno

Siempre hay alguna tapera

En la falda de una sierra

Y mientras siga esta guerra

De injusticias para mí

Yo he de pensar desde allí

Canciones para mi tierra

Y aunque me quiten la vida

O engrillen mi libertad

¡Y aunque chamusquen quizá

Mi guitarra en los fogones

Han de vivir mis canciones

En l'alma de los demás!

¡No me nuembren, que es pecao

Y no comenten mis trinos!

Yo me voy con mi destino

Pa'l lao donde el Sol se pierde

¡Tal vez alguno se acuerde

Que aquí cantó un argentino!

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Atahualpa Yupanqui more
  • country:Argentina
  • Languages:Spanish
  • Genre:Folk, Singer-songwriter
  • Official site:
  • Wiki:https://es.wikipedia.org/wiki/Atahualpa_Yupanqui
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